Ecuador vivió una jornada electoral marcada por la tensión y el despliegue de fuerzas militares, mientras los ciudadanos acudían a las urnas para elegir presidente y congresistas en un contexto de violencia y turbulencia política. ninguno de los candidatos alcanzó el 40 % necesario para una victoria en primera vuelta, por lo que González y Noboa se enfrentarán en un ballotage.

El país sudamericano ha sido sacudido por el reciente asesinato de un candidato presidencial y la creciente actividad de bandas narco, que han dejado una huella de inseguridad en la nación.

Según datos oficiales, escrutado el 95 % de los votos, Luisa González del partido Revolución Ciudadana, afiliado al exmandatario Rafael Correa, lidera con un 33,25 % de los sufragios. Mientras tanto, el empresario bananero Daniel Noboa de la Alianza Acción Democrática Nacional se ubicaba en el segundo lugar con un 23,73 % de los votos. Sin embargo, ninguno de los candidatos alcanzó el 40 % necesario para una victoria en primera vuelta, por lo que González y Noboa se enfrentarán en un ballotage programado para el 15 de octubre.

En sus primeras declaraciones tras el inicio del escrutinio, Luisa González expresó que Ecuador «requiere paz, trabajo, seguridad, que volvamos a ser libres», y subrayó la importancia de abordar asuntos como el empleo, la educación y la atención médica en el país.

El proceso electoral estuvo marcado por un esquema de seguridad sin precedentes para los candidatos, quienes votaron usando chalecos antibalas y cascos, debido a un estado de excepción vigente. Este aumento en la seguridad surge en respuesta al asesinato del candidato Fernando Villavicencio el pasado 9 de agosto. Villavicencio, quien se encontraba en la segunda posición en las encuestas, fue asesinado en un acto que sacudió la campaña electoral y puso en evidencia los problemas de seguridad que enfrenta Ecuador.

El país, una vez reconocido por su tranquilidad, se ha visto transformado en los últimos años en un escenario de operaciones para carteles de droga nacionales e internacionales, que han impuesto un clima de terror con actos de violencia, secuestros y extorsiones. La situación se agrava con una crisis institucional que ha dejado a Ecuador sin Congreso durante tres meses, después de que el presidente Guillermo Lasso disolviera el órgano legislativo y convocara a elecciones anticipadas para evitar un juicio político por corrupción.

La participación ciudadana fue destacable, con un 82 % de los 13,4 millones de ecuatorianos aptos para votar ejerciendo su derecho en el proceso. Sin embargo, se reportaron dificultades en el voto electrónico desde el extranjero debido a ciberataques provenientes de varios países, entre ellos India, Bangladesh, Pakistán, Rusia, Ucrania, Indonesia y China. A pesar de estos ataques, las autoridades electorales afirmaron que no se vieron comprometidos los resultados de los sufragios.

En medio de un ambiente de miedo, pesimismo económico y desconfianza hacia la clase política, los ecuatorianos han dado voz a sus preocupaciones a través de las urnas. El país se encuentra a la espera de los resultados definitivos, que serán anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) antes del 23 de septiembre. Con un panorama político y social desafiante, Ecuador se prepara para definir su futuro en la segunda vuelta electoral y abordar los desafíos pendientes en medio de la incertidumbre.