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¿Cada Nación tiene los gobiernos que se merece? Por Lic. Damián R. Arregui

Damian Arregui
Damian Arregui

“Cada nación tiene los gobiernos que se merece” enunciaba Joseph de Maistre en los tiempos de la Revolución Francesa, a la cual se oponía. Más allá de los personajes y los tiempos históricos, esta frase aún retumba con fuerza en la memoria de los ciudadanos del mundo. Más aún en nuestro país, en el cual desde su creación nos debatimos de forma irreconciliable entre el centralismo y el interior, entre el granero del mundo y la justicia social, entre el proteccionismo y la integración mundial, entre los que se fueron y los que están…

Es por eso que nos volvemos a preguntar: ¿habrá tenido razón este político saboyano?

Lo ocurrido en el Congreso Nacional esta semana parece darle la razón. Ese parlamento pareció una burda puesta en escena de la sociedad argentina, que ni el mismo Moliere hubiese podido imaginar. Una tragicomedia de nuestra sociedad que ni el propio Fernando de Rojas no se hubiera animado a escribir.

Pero esto no es un problema excluyente de los y las representantes parlamentarios ni de la dirigencia política o la “casta”. Lamentablemente es una historia que se repite en uno y cada uno de los rincones de nuestra patria; entre familiares y amigos, vecinos y parientes. Y que encuentra su máxima expresión en el pseudo anonimato de las redes sociales. Sin lugar para el disenso, el intercambio o la honesta negociación y con un alto grado de violencia explicita a todo lo que es diferente o se plantea desde otro punto de vista. Es tanto el nivel de intolerancia que, probablemente, estas líneas bien intencionadas también serán víctimas de ese juego macabro de acciones y reacciones con igual o mayor fuerza.

Pero nuestro país ha resistido revoluciones, sediciones, guerras civiles, golpes de estado, dictaduras, crisis económicas, gobiernos corruptos y crisis institucionales, así como también superará esta nueva crisis. Lo que nunca podremos superar es lo que somos, es por eso que solamente con el perfeccionamiento moral, la solidaridad y el encuentro con el otro; podemos lograr salir de este eterno ciclo de confrontación permanente.

Y esto no es cuestión de un partido, frente o movimiento político sino que es una obstrucción propia de toda la comunidad. Con tolerancia, buena fe y la firme coincidencia de que a esto lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie.

Esperemos que la clase política dé el ejemplo y nosotros, los ciudadanos, nos integremos como parte de este pueblo por convicción, no por sometimiento, con un sentido humanista y social. Respetando la libertad del espíritu y la individualidad, pero conscientes que la transformación más trascendente es el paso del “yo” al “nosotros”.

Solamente así, podremos ser dignos de una buena representación en los espacios deliberativos, ejecutivos y judiciales.

No hay otra forma. Por nuestra historia, por esta realidad que nos confronta y por el futuro de nuestra patria.

*El autor de la nota es Profesor en EGB 1 y 2, Profesor en Lengua y Literatura para Tercer Ciclo y Polimodal y Licenciado en Educación. Es Director del Centro de Estudios y Formación Ramón Carrillo de la ciudad de Mar del Plata y miembro del Consejo Internacional de Ciencias de la ONU. También se desempeña como docente en Escuelas Secundarias.