El fútbol, ese pantallazo de lo que somos.

al “árbitro” Carlos Córdoba…
dientes de leche, sonrisa mofletuda
tranco a los tropiezos
palabras cortitas y de prepo;
“papá, mamá, gol, Alva, dibujitos, caramelos”
caprichos y ternura.
Isaac pasea sus tres añitos
-siempre todo vestido de Alvarado –
cualquier tarde en el parque del barrio San Benito
correteando tras una pelota de plástico
probablemente
el sueño inocente colectivo
de convertirse en héroe de canilleras y botines
-igual que todo ese piberío de potrero-
Isaac crezca fantaseando ser futbolista;
gol en el debut con la camiseta del torito
dedicado al viejo que llora y celebra en la tribuna
la selección, quién sabe, jugar en Europa
y aunque la realidad, esa barrera de catorce tipos
unos pasos más adelante, se interponga
y se estrellen sus quimeras
contra los fules sin pelota del negocio:
padres patéticos tratando de salvarse
técnicos que rabiosos por ganar no juegan
la usurera baba de los representantes
aquellos “contactos” dirigenciales
el porcentaje de los intermediarios
el buitre voraz de la caja boba
las apuestas que premian
a quienes sacan el fútbol de la cancha
lo inadmisible
(mientras “el árbitro” pita penal -sin descaro-
a favor del equipo de la tramoya)
es toparme a Isaac en la tribuna
a caballito del viejo
carita pintada de azul y blanco
tatuaje golosina de spiderman en la mano
los ojitos desconcertados
como todavía estrenando la mirada
observar
atónito, confuso, perplejo
la vergüenza adulta y ajena.
¿cómo se le dice el lunes a un niño?
“tenés que luchar por tus sueños”
sí ya desde purrete sabe
que la pelota está manchada
que, en el fútbol, como en la vida
está todo comprado…
Autor: Walter Stickar